IUDEX

La palabra Iudex en latín significa Juez. En la época de romanos se lo llamaba “Pretor”

La persona del Juez encierra en su denominación y función uno de los pilares de cualquier sociedad organizada.

En épocas pletóricas el Juez era respetado tanto por sus dichos como por sus   decisiones.

No podemos abordar su función fuera del ámbito del marco de la Justicia, de su organización, de su funcionamiento y también prestigio. Tampoco hacer una distinción de género.

En un café de Libertad y Talcahuano muy cercano a la Suprema Corte de Justicia varios prestigiosos hombres y mujeres de Derecho discutían cuales eran los atributos que debía poseer un buen Juez.

En un mundo fluctuante era lógico suponer que el Juez de antaño no sería el mismo de la actualidad, no solamente en su versación, sino también en su decreciente desprestigio.

Los argumentos serían interminables de enumerar, pero se dijo allí que el mismo debe ser independiente, debe motivar sus decisiones, tiene que ser imparcial en todo momento, equidistante.

Una abogada argumento que era imprescindible el conocimiento y la capacitación, con equidad, responsabilidad institucional, otras voces sostuvieron que debe ser cortes, trasparente, no comentar las cosas que está resolviendo y también prudente.

Uno de ellos, el que estaba más callado, pidió la palabra y sostuvo:”, “un buen Juez tiene que tener cuatro virtudes; ser un hombre probo, ser un hombre honesto, debe tener sentido común y si sabe algo de Derecho mejor”.

No faltaron los que utilizaron el sarcasmo ante tal aseveración, una de las damas sostuvo que era un razonamiento muy superficial; pero varios pensaron que algo de razón tenía.

Abogados de accidentes de trabajo

El hombre defendió su postura de que si sabe algo de derecho mejor, que no era necesario que fuese Sebastián Soler, si es un hombre probo y a la vez honesto resolverá el caso de la mejor manera, con el sentido común se ajustará a las nuevas exigencias como el derecho comunitario, las cuestiones de género, el derecho ambiental y: una constante capacitación haría de su carrera una respuesta razonable al bien común.

El doctor Jorge Mosset Iturraspe en sus clases magistrales, decía que el ejercicio de la judicatura era un honor que exigía una entrega mayor a la de cualquier hombre/mujer común. Citaba como ejemplo que al dictar sentencia ponderando el hecho dañoso causado,   no podía mirar por la ventana para ver que colectivo pasaba; a   el 23, le pongo 23.000 pesos. El Juez debe fundar su fallo en la prudencia judicial sobre la base de la sana crítica.

El problema esencial tiene que ver con la independencia de los poderes del estado, esa división necesaria para cualquier estado democráticamente organizado, sin independencia no hay justicia.

También las Universidades deberían agregar, algunas ya lo hacen, materias que tengan que ver con la formación de los estudiantes que podrán ejercer en alguna etapa de su carrera la Magistratura.

Sin Independencia no hay garantías, ni Nación, ni Civilización.